Denunciante Dorado
 |  Un día como hoy hace 30 años, abrió fuegos la primera Copa Mundo de Fútbol celebrada en U.S.A
Calificación: de
5,00
 | Por Soyado
En vista de la Copa América que se nos viene a partir de este jueves y de la próxima edición de la Copa Mundial de Fútbol, ambos eventos cuyo país anfitrión será una vez más el que con todo y pelea de vejestorios pa su Presidencia sigue mandando la parada a nivel global (nos guste o no), me animé a sacar este pequeño escrito sobre una efemérides que tengo a bien recordar.
Muchos de los involucrados en Denunciando éramos unos pajizos (¡ejem!) que estaban dejando la niñez (o entrando a la adolescencia. El punto de vista es cosa de cada quien), cuando un viernes 17 de junio de 1994 en el estadio Soldier Field de Chicago, Illinois, se daba apertura a la décimo quinta edición de la FIFA World Cup.  Tratando de recalar lo mejor posible en las telarañas de mi memoria, aquella fecha estaba en mis vacaciones escolares. Seguro me sentía contentísimo por no regresar al colegio hasta septiembre, y seguro estaba recostado en el sofá que desde el barrio anterior en que vivíamos es uno de los elementos más añejos de nuestra sala. Los otros objetos de mayor antigüedad son un televisor Goldstar y la mesa para el mismo: una mesa de esas antiguas de hierro forjado a tres niveles y con rodachines. Créanlo o no, estas cosas sobreviven en mi casa (y se U.S.An, je, je, je) a la susodicha fecha del párrafo anterior que marcara el inicio de un nuevo Mundial.
¡Ah! Y en la mencionada mesa justo debajo de aquel fiel tele, tenía su puesto asegurado un hermoso modelo de VHS Panasonic (¡Aaah! La de porno que grabé y disfruté con ese armatoste. Creo que se me aguan los ojos…) Y dentro de esa carcacha horizontal, grande, algo pesada y negra (hablo del VH, claro), había un casette que lo más seguro debía ser Sony y en el que, ya ajustada la velocidad de grabación en SP, me disponía a registrar en su cinta el show de apertura.  Un show de un toque algo bizarro, valga decirlo, en el que el penal desviado de Diana Ross que parecía perdida por cantar en un evento ajeno al basket, el baseball o el Super Bowl; Oprah Winfrey en una de sus etapas de delgadez, con pelo corto y vestido blanco manga siza oficiando como maestra de ceremonias, y el breve discurso de apertura del entonces President Clinton B.M (Before Monica), fueron de lo más «destacado» de aquella jornada en donde hubo comparsas y bailes típicos de los 24 países participantes (fue el último Mundial con este número de equipos competidores), al mejor estilo de un kindergarten lleno de gringuitos insoportables.
Sin embargo, al César lo que es del César: una chimba la interpretación de Daryl Hall del himno de la Copa denominado Gloryland, que me parece a mí, personalmente, que junto a Un'estate italiana, son las mejores canciones oficiales de los Mundiales.
Pero el openning no fue más bizarro, quizá, que el primer partido del evento: Alemania-Bolivia. ¿Cuántos no habrán pensado que el vigente campeón del torneo iba a practicarle una sodomía balompédica a los del altiplano? Pero no, no ocurrió tal. Un solitario tanto de ese tipo al que Higuita le hiciera un «sombrero» cuatro años atrás, el elegante y efectivo Jurgen Klinsmann, luego de una salida atropellada, más bien pendeja hasta los tuétanos, del portero argentino nacionalizado Carlos Leonel Trucco quien había pasado por el Deportivo Cali y ya andaba por sus 36, fue el primer gol de USA 94 y con el que concluyó el marcador.  Para colmo, Marco Antonio «El diablo» Echeverry, que después de esta competencia recalaría un tiempito en el América de Cali (concretamente para el torneo Adecuación del 95), entró en las postrimerías del encuentro a reemplazar a Luis Ramallo y… ¿Qué hizo el en ese entonces «astro de las alturas paceñas»? Dos o tres minutos después de acomodarse en la cancha y quizá, no sé, pensando en una forma elocuente para hacerle honor a su mote, y para que se dieran cuenta en el planeta que él no era ningún demonio improvisado o alguna mierda así, le tiró un patadón al capitán germano Lothar Matthaus y se hizo echar. Lo dicho: unas horas bizarras.
Horas más tarde después de este match y en el estadio Cotton Bowl de Dallas, Corea del Sur logró un empate épico 2-2 ante España luego de ir perdiendo 2-0, constituyéndose en el primer «palo» del certamen y por ende en uno de los encuentros de mayor recordación de la competencia. Y así, más o menos y me disculpan si a esta narración le faltó demasiado, se dibujó la primera jornada del primer Mundial que tuvo como sede a los Yunái. Ya hace tres décadas, juepu… Nos estamos volviendo unos perros viejos. 
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