No es lo mismo... ¡es peor! A Timo la gente lo rechaza por los crímenes de su organización vaya donde vaya; en cambio Petro, como lo dice María Isabel, encanta con su verbo fácil, su carisma, engatusa como pocos, manipula, divide, adopta el rol de mártir, le sabe llegar a los más necesitados con su discurso populista de lucha de clases y gana votantes señalando un solo culpable de sus males: la oligarquía.

A la gente que vive con el mínimo le gusta eso, alguien que le hable al oído, que comparta su mazamorra, que los arrope, que les prometa ríos de leche y miel como en la mejor de las telenovelas, donde el pobre se vuelve rico y el rico, arruinado, termina en la calle. Por eso sube en las encuestas, porque se supo sintonizar con un pueblo desengañado y harto de que los mismos de siempre se roben el país.

El problema es que el remedio que propone es peor que la enfermedad.

Y respecto a las encuestas, ojo, que los que las encargaron son los medios tradicionales, entre ellos el uribista Canal RCN.