Iniciado por bauerbog

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El sillón, a mi manera de ver tiene 4 ubicaciones fundamentales (de izquierda a derecha): El punto A (El punto de mayor altura del sillón), el B (es el punto más bajo, más cercano al piso, el espaldar está en medio de A y B), el C (es el punto más alto de la siguiente curva del sillón) y termina en una curva descendente (punto D).
Comenzamos la faena. Mi cabeza en el punto A, mi cola en el B, ella encima mío pasándome sus tetas y frotando su cuerpo contra mi pecho. Con mis manos cogía sus nalgas y se las comenzaba a mover. En un momento dado el abrazo fue muy estrecho y eso empezó a elevar con rapidez nuestra temperatura corporal. Lo que quería era comenzar a levantar la pasión en ella y comenzara a lubricar con prontitud. Comencé a resbalar mi cuerpo por el espaldar para quedar al frente de sus genitales, ella también se comenzó a deslizar y comencé a oír fuertemente su respiración y sus labios en una de mis mejillas. Se deslizó más, y me pasó sus tetas por mi miembro una y otra vez. En ese momento mi pene ya estaba firmemente parado y me dijo que quería hacerme el oral. Se apartó momentáneamente del sillón, cogió un preservativo que estaba encima de la mesita de noche junto a la cama y regresó.
Cambio de posición. Mi cola punto C, mis piernas punto D, mis pies en el piso, ella al frente mío acurrucada comenzó el oral. Luego ella prefirió poner sus rodillas en el piso como en posición en 4 y siguió el oral. Lo empezó con suavidad pero luego lo hacía con mayor intensidad. Con mis manos cogía la parte posterior de su cabeza y la alejaba y la acercaba acorde a sus movimientos en la felación. De manera natural hubo la coordinación necesaria y fue bastante placentero.
Tuvo una breve pausa y aproveché para decirle que quería penetrarla. Ella me preguntó cómo lo quería. Se lo dije. Comenzando volvimos a la primera posición (Mi cabeza en el punto A, mi cola en el B, ella encima mío), la diferencia fue que aquí comenzó la penetración. Ella podía poner sus piernas a cada lado y poner sus pies en el piso, en ese momento prefirió quitarse los tacones. Inclinó su pecho junto a mi pecho y empezó a elevar y bajar rítmicamente su rico culo con la seguridad de tener sus pies firmemente afirmados en el piso. Empezamos a sudar. Sus buenas tetas resbalaban con facilidad por mi pecho. Ya empezaba a sentir la facilidad con que mi pene entraba y salía de su vagina. Estaba ya lubricando naturalmente. Ella se empezó a cansar. Le propuse cambio de pose.
Su cara dando al espaldar debajo del punto A, su culo en la curva ascendente después del punto B, yo por detrás de ella con mi trasero antes del punto C, y mis piernas a lado y lado, mis pies en el piso. Con mis manos y mis antebrazos le elevé un poco su culo para lograr el ángulo de penetración más óptimo. La penetración fue muy intensa y profunda con un detalle que me gustó bastante, que con mis pies en tierra, la fuerza que debía hacer en comparación con una penetración en 4 con las rodillas en una cama era considerablemente menos y la penetración fue mucho más vigorosa y duradera. El cansancio que experimenté fue mucho menor y le di de seguido y con la mayor intensidad como por unos 10 minutos. Ella tenía su vagina bien mojada y dilatada y su culo estaba empapado por nuestro mutuo sudor. El momento de venirme lo veía cada vez más cerca. Entonces propuse nuevo cambio de posición.
Su pecho entre B y C, su culo elevado en el punto C, sus piernas y pies a lado y lado. Yo parado. La altura del punto C coincidió con la altura para que de pie pudiera penetrarla sin dificultad. Y continué dándole, ella gemía y me decía que continuara, que no parara. La cogía muy rico de sus nalgas. Quise cogerla de sus tetas pero eso comprometía la posición y desistí de hacerlo. Le seguí moviendo ese estupendo culo y la seguí penetrando. Miraba la escena y me ponía a mil. Me acercaba al punto de no retorno.
Entonces fue ella quien pidió cambio de posición. Me pidió que acercara el sillón a uno de los lados largos de la cama. Yo la corrí como ella quería. Ella puso sus rodillas perpendicularmente en el punto C. Su culo quedó en el aire como puente entre la silla y la cama. Le acerqué una almohada para que pusiera su cabeza en ella en el borde de la cama. Yo paralelo al sillón detrás de su culo elevado conservando la misma altura que en la anterior posición. Inmediatamente la volví a penetrar. Al hacerlo involuntariamente empujaba su cuerpo a la cama y me dio miedo que se cayera. Sin sacárselo del culo empujé el sillón lo más cerca que pude a la cama, empuje su culo hacia delante y puse mis piernas por delante del sillón. El mérito fue más de ella que con su movimiento mantuvo la penetración viva y desde ese momento hasta el momento del no retorno (en el que evitar la eyaculación es imposible) la "taladreada" de culo se hizo memorable, muy morbosa física, genital y visualmente.
Ella con sus manos abría sus nalgas lo más que pudo e irremediablemente me vine. No se lo retiré de una. Empuje y saqué unas cuantas veces más cada ves más despacio y más suave. Trataba de relajarla paulatinamente, en ningún momento me apartó su culo. Fui yo quien llegado el momento lo terminé sacando. Había tenido una muy buena eyaculación y el condón estaba en perfectas condiciones aunque exteriormente estaba mojado de su líquido vaginal.
Empapado en sudor me paré, ella se reincorporó y presurosa fue por sus toallitas y por el rollo de papel higiénico para secarme. Duramos varios minutos en eso y terminados recostados en la cama al fin. Pude ver mi reloj y habíamos durado más de 50 minutos. Ella se recostó junto a mi pecho. Ni yo ni ella dijimos nada hasta que la administradora la llamó. Ella me dijo que siguiera recostado, ella iba a salir a ducharse. Salió. Yo tardé unos dos minutos en reincorporarme y comenzarme a vestir. Ya casi estaba vestido cuando ella regresó en toalla presurosa porque la administradora la había regañado, yo le dije que apenas estábamos cumpliendo el tiempo. En cuestión de segundos se puso su hilo dental, su brasier, su vestido y sus tacones. No duró ni treinta segundos. Finalmente se me puso frente a mí y me abrazó. Me dio un húmedo y agradable beso en la mejilla y me dijo finalmente "Gracias por visitarme. Cuídate" y se retiró de la habitación. Yo me terminé de vestir y al salir me encontré con la administradora. Me preguntó que cómo me había ido. Le dije que todo había estado muy bien. Lo mismo le dije al portero afuera y me fui directo a la cigarrería a comprar una bebida fría para rehidratarme.
Quedé muy satisfecho. No he vuelto allá de nuevo para saber si ella regresa o no, pero creo que con las experiencias que tuve con ella (todas muy buenas) siento que de lo único que podría lamentar es no volverla a ver. Desde ese día no he vuelto a las andadas, pero pronto he de reaparecer pero no sé en dónde y con quién.[/COLOR][/SIZE]